Kevin Viveros Salazar lleva dos meses buscando información sobre el Plan Retorno del Gobierno español para los inmigrantes que deseen regresar a sus países de forma voluntaria y que entró en vigor ayer. Pero nada de lo que le han dicho lo convence.“Si firmo ahora que me voy, lo más seguro es que no vuelva a entrar a la Unión Europea (UE) y el problema es qué me voy hacer a Ecuador si allá tampoco hay condiciones para salir adelante”, dice con aire de tristeza mientras espera en una cola para que le entreguen alimentos en una iglesia de Majadahonda, cerca de Madrid.El paquete no es mucho: un tarro de leche en polvo, 4 kilos de arroz, pasta, chocolate en polvo, galletas, lentejas, un litro de refresco y natillas en caja.Como muchos, el 50% de acuerdo con un informe, Kevin espera irse de nuevo a Quito, pero dentro de unos años. Ha conseguido algunas cosas, que no quiere decir porque como ha perdido el piso que compró en Madrid, teme que le embarguen también en Ecuador.“Esa fue mi ruina -dice abatido- meterme a comprar un piso que pagué durante dos años, casi 50.000 euros tirados, porque al final, con cuotas de 1.760 euros, ya no podía pagar, ni siquiera tenía para vivir”.En mayo dejó de pagar, cuando se le terminó el subsidio de desempleo. Su familia se fue a Quito y él se quedó de casa en casa, de amigo en amigo, de pueblo en pueblo cerca de la capital, de trabajo en trabajo sin contrato.“Me quedé sin nada, pero sin nada, con lo puesto y una maleta con ropa. Lo que hago, que es poco, sirve para pagar la comida, el arriendo y enviar 50 euros. Antes enviaba 500, hasta 1.000 euros llegué a enviar para una Navidad”.Pero ya todo es historia. Kevin hace parte, según las estimaciones del Gobierno, de los 100.000 inmigrantes que podrían acogerse al plan de retorno voluntario. Los que deseen regresar pueden comenzar a inscribirse desde hoy en las oficinas que ha dispuesto el Gobierno en todas las Comunidades Autónomas.
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