miércoles, 5 de noviembre de 2008

Comenzó la era Diego



"Tantas veces me mataron, tanta veces me morí", podría tararear Diego Maradona la canción que inmortalizó la voz de Mercedes Sosa. Y el hombre que se reinventó a sí mismo mil veces, dejó en claro desde su puntapié inicial como entrenador nacional que piensa en una selección argentina a imagen y semejanza.
"Lo único que importa acá es la camiseta (...) Los jugadores tiene que demostrar ganas de estar en la selección", dijo el héroe del título mundial de México 86, sentado este martes junto al "padre de la criatura" campeona hace 22 años, el nuevo secretario técnico Carlos Bilardo.
Si algo nunca ha faltado en la vida de Maradona, para bien o para mal, ha sido la pasión (el Mundial de Italia que terminó jugando en un tobillo lo atestigua). La que entregaba en el campo de juego en dosis idéntica a su fantástica técnica, la que lo condujo hasta el borde mismo del abismo autodestructivo, llámese vía drogas o alcohol.
Un interesante juego de las diferencias permite sacar algunas conclusiones del matiz que tendrá "la era Diego" al frente de la selección albiceleste. En su primer contacto oficial con la prensa en su nuevo rol, Maradona no tuvo necesidad de hablar -y nadie le preguntó- sobre cuestiones tácticas, tan lejos está de Marcelo Bielsa y sus obsesiones, como su traje negro a rayas de la ropa deportiva que vestía una y otra vez el ahora entrenador de Chile.
"No tengo miedo a que se me caiga la corona. Tenemos una minicrisis y sería un cobarde si no estuviera acá. Yo soy de la gente", respondió, más desde las vísceras que desde la cabeza, cuando le preguntaron si no se exponía demasiado al derrumbe de su mito, por obra y gracia de un par de resultados desfavorables.
Sentimiento, goce: Maradona pretende para sus jugadores lo que él mismo sentía dentro de la cancha, tan distante de lo que la selección venía transmitiendo, más cercano a un trabajo burocrático que a la imaginación al servicio de ganar, gustar y quizá golear.


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