domingo, 12 de octubre de 2008

Nos volvimos verdes


Está claro que este equipo aún está en formación. Y está más claro aún que las derrotas seguirán llegando y que el dolor continuará, al menos por un tiempo más.
Está claro, además, que las dos muestras de elogiable esfuerzo vertidas en la fecha doble de setiembre fueron apenas eso, un ensayo de lo que podemos dar sí y solo sí jugamos al 110%, mas no un nivel que tenemos adquirido y que sería la base para jugar con más seguridad, y por qué no, con confianza.
Perú sigue siendo un equipo frágil, livianito, al que se le hace muy complicado detener los embates de los dueños de casa una vez que nos toca ser visitantes. Y nos cuesta más, lógico, ser protagonistas en cancha ajena.
Si a todo esto le sumamos que en cada una de nuestras visitas (cuatro hasta el momento) antes de los quince minutos estábamos con un gol en contra –hoy en La Paz teníamos dos en nuestro arco--, la obligación de sumar afuera se nos hizo y se nos hace harto complicada. Preocupa, además, que nuestra siguiente parada sea Asunción, apenas en cuatro días.
Insisto: Daniel Chávez no está para ser titular. Al menos no ahora, en estos momentos. Si pasó piola ante Venezuela y Argentina fue porque el equipo lo ayudó, pero hoy ante Bolivia el muchacho del Brujas fue un alma en pena. No hizo ni una. Claro, tendrán bastante razón quiénes dirán que entre Chávez y otro (Quinteros, por ejemplo) no hay grandes diferencias, y tendrán razón. El no tener más jugadores de nivel hace que los peruanos pensemos que el que no está siempre es mejor que el titular, cuando en el fondo sabemos que salvo tres o cuatro indiscutidos, el resto de nuestro plantel es bastante parejito.
Al discreto aporte de Chávez se le suma un pobrísimo nivel de Paolo de la Haza (demasiado impreciso) y de Piero Alva. Juan Carlos Mariño regaló media hora en el primer tiempo y todo el segundo tiempo, por lo que el reemplazante de Solano –una de las debilidades del técnico— también se mete en el pelotón de los menos. Ah, faltaba agregar al nerviosón Roberto Guizasola.
El equipo corrió en La Paz pero acabó goleado. Una vez más, como en Quito y Montevideo. Si la idea era sumar cuatro de seis, hay que pensar que obtener los tres ante Paraguay nos va a costar sangre, sudor y lágrimas. Aunque algunos firmemos el empate hoy por hoy.

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