martes, 4 de noviembre de 2008

El ídolo está de fiesta


553 días pasaron entre la muerte y la resurrección definitiva del ídolo. Es que aquella tarde, el 26 de abril del año pasado, las redacciones periodísticas se paralizaron ante el rumor de que Diego Armando Maradona había muerto. La calle se vio envuelta en una bruma pesada, ocasionada por el desconcierto. De pronto, mucha gente pasó a tener una amiga de una hermana de una enfermera que tenía la posta. En la tele hasta hubo placa negra. Un año y cuatro meses después, Diego se ríe. En la puerta de su casa en Ezeiza, a bordo de su Mini Cooper negro, se muestra con una mezcla de satisfacción y seriedad. Y ríe. “Me río cuando hablan de mi inexperiencia”, dijo. “Tengo más de 20 años en la Selección –recordó–. Hablan de experiencia y el agua caliente ya está inventada, en el fútbol está todo inventado”. Con la designación consumada como DT de la Selección nacional, el “Diez” apeló a una de sus frases de colección para aquietar a los eternos disconformes.
Sabor amargo. Su cumpleaños número 48 comenzó con una promesa cumplida. Cinco minutos después de la medianoche, se comunicó, vía celular, con los casi 300 fieles de la iglesia maradoniana que celebraron su particular Navidad en Pizza Banana, de Costanera Norte. “Quiero agradecerles tanto cariño a cambio de nada”, predicó el Mesías de esta religión tan incomprendida. Sin abusar de su condición de canonizado por el pueblo futbolero, recurrió a sus creencias más verídicas para alzar una plegaria: “Le pido al Dios verdadero mucha fuerza para arrancar esta nueva etapa”, dijo entre aplausos y “Volveremo’, volveremo’”, una arenga más presente que nunca.Por la mañana recibió el llamado desde España de su hija Giannina y de su yerno –y próximo dirigido–, Sergio “Kun” Agüero. Felicidades desde los primeros fríos madrileños de parte de la pareja que en pocos meses lo hará aún más feliz con la llegada de su primer nieto.

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